lunes, 4 de mayo de 2015

·PROYECTO GRUPAL III·

Linda en Micolandia

Aquí os traigo el cuento que tuvo sus inicios e inspiración en "El rey Pico de Tordo" de los Hermanos Grimm. Rescatamos la moraleja del cuento, pero cambiamos lo demás. Nos fuimos a la actualidad, añadiendo las redes sociales que tanto están transformando nuestra sociedad y cada vez desde más pequeños, y con esto, y una pizca de fantasía, creamos nuestro cuento, que sin más dilación os presentamos Miriam, Inma, Luis y yo: "Linda en Micolandia". 

Hola a todos, he venido hoy aquí a contaros la historia de la joven Linda, una muchacha tan hermosa como la flor más linda, con su melena larga y pelirroja, su rostro del color del marfil y sus manos tan suaves y delicadas como la seda; en fin, una joven tan hermosa, tan hermosa, que no le era ajena su belleza y era una prepotente redomada e insoportable, a la vez que bella, criatura.
Para que os hagáis una idea, de la mala pieza que era: ¿sabéis que todos tenemos una conciencia?, no sé si habréis tenido el placer de conocer a la vuestra personalmente, pero hay una cosa que siempre se cumple con las conciencias, ellas siempre son buenas, pero la forma que adoptan, depende de la bondad y del caso que reciban de la persona a la que pertenecen, así, una vez conocí a una persona maravillosa, muy buena y educada, cuya conciencia era un unicornio; y no sé si habréis oído hablar de un joven de madera, que tenía por conciencia un grillo. 
Por lo general, las personas buenas tienen por conciencia un cachorro de gato o de perro, mientras que las conciencias de las personas malas y fastidiosas, son cucarachas, arañas y otras cosas desagradables. Pues bien, la conciencia de Linda, ¡no os lo vais a creer!, su conciencia, ¡es un moco! ¿Qué os parece? Bueno, lo entenderéis en cuanto escuchéis la historia que he venido a contaros. 
¡A todo esto!, creo que no os he comentado una cosilla fundamental, un pequeño detalle que lo cambia todo, Linda no es una joven legendaria que vivió en un lugar lejano y en un tiempo pasado. No. Linda es una joven de aquí, de Béjar, y la historia que vengo a contaros tuvo lugar el mes pasado. 

El narrador se hace a un lado del escenario y aparece Linda, se sienta (en lo que debe ser su habitación) delante del espejo y con el móvil de la mano. Muco la sigue.


- ¡957 amigos en Facebook!, y lo que es más, 33 solicitudes de amistad pendientes. ¿Soy o no soy la mujer más maravillosa y más popular de la faz de tierra?

Sonido breve de su teléfono.


- ¡Oh! ¿Qué tenemos aquí? Otra solicitud de amistad, ¡por favor!, es agotador ser tan fantástica. A ver… Amaro, ¡uf! ¡qué espanto! ¡Este chico tiene más nariz que espalda! a ver de quién es amigo…, ¡Uy! Pero si va a mi instituto…, le voy a poner un comentario: Querido Amaro, ¡no, mejor! Querido Calamardo, cuando sonríes el mundo sonríe contigo, cuando estornudas… ¡adiós a la Peña de Francia! Publicar. Bueno, ahora me voy a dormir para conservar mi belleza con un descaso reparador. 

Linda y Muco (con gesto desaprobador) salen de escena y vuelve al centro el narrador.

La joven Linda se fue a la cama y cuando se despertó, su inapropiado comentario había recibido 57 " me gusta" y algunos comentarios. 

Aparece Amaro en escena, con cara triste, leyendo de su móvil.

- Tú nariz te da algunos problemitas: la tienes que levantar para comer.
- Tan grande es tu nariz que tus padres pensaron llamarte: "Naristóteles".
- Eres tan narigón que cuando te paras a oler las flores, las pobres salen corriendo.
- Tu nariz es tan grande que seguro que tiene su propio código postal.
- Si hicieran una moneda con tu cara, la moneda tendría que ser ovalada para que entrara la nariz…

No sigue leyendo, tira el móvil y se sienta sollozando. Aparece entonces Muco, también con gesto triste. Unos segundos después, sale Amaro y vuelve el narrador al centro.

            Resulta que Amaro era un joven querido y apreciado en su escuela, tenía muchos amigos y se lo pasaba pipa en el cole, pero a partir del comentario de Linda, todos empezaron a llamarle Calamardo, y a susurrar a su paso por los pasillos. En apenas nueve horas su vida había dado un vuelco terrible, empezó a estar muy triste y muy solo, y a no querer ir a la escuela.
Por su parte, Muco, observaba descompuesto la situación, lamentando mucho lo ocurrido, y pensando cómo hacer que Linda escarmentara.

Aparece Linda en la habitación y se acuesta en la cama.

Finalmente, y después de consultarlo con otras conciencias, decidió llevar a Linda de viaje, a un mundo en el que habitan unos seres peculiares, llamados los Micos.

Muco da vueltas sobre sí mismo y tira purpurina que saca de su mochila.


Y cuando Linda se despertó aquella mañana…

Aparece un pequeño Mico rosa junto a ella.


- ¡Ah! ¡Socorro! ¿¡Dónde estoy!? ¡Mamá! ¡Papá! ¡Socorro! - Grita Linda.

- Tranquila, relájate, deja de gritar, que vas a asustar a la los conejos y a despertar a las marmotas que están en hibernación. Yo soy Empatía, vivo en este mundo desde que nací, tú, sin embargo, has debido ser traída por algún motivo, tal vez, tengas una lección que aprender.
- ¡Bromeas! Perdona, pero me lo sé todo, soy la primera de mi clase en todas las asignaturas. Ha debido de ser un error. Dime por dónde se va a la estación de autobuses que yo me piro.
- Lo siento, lamento comunicarte que aquí, en Micolandia, no hay autobuses.
- ¡Pues vaya! Bueno, pues anda, pon a cargar mi móvil en un enchufe, llamaré a mis padres para que me vengan a buscar.
- Me siento fatal, no sé cómo decirte esto…, en Mucolandia…, no tenemos electricidad…

La cara de Linda aquí se descompone.


- ¡Esto no puede ser! ¡Y yo en ayunas! Anda, haz algo productivo y tráeme algo para desayunar, con el estómago vacío…
- ¡En eso sí que te puedo ayudar! Por desgracia tengo prisa y no puedo hacerte el desayuno, pero te puedes venir conmigo: voy a por leche para una amiga que está malita, acompáñame y coge leche también para ti.

Empatía y Linda comienzan a caminar, Linda va rezongando para sus adentros.

- El colmo, cuando lo cuente en clase van a flipar, en fin solo espero que este bicho no pille en un súper de esos cutres de marca blanca, porque…

Se calla al ver a Empatía detenerse junto a una vaca.

- Te presento a Manoli, ella te dará toda la leche que quieras, pero por favor, ordéñala con cariño, con suavidad y no le pidas más leche de la que necesitas. ¡Ah! Y no olvides que tienes que cocer la leche antes de beberla o te pondrás malita.

- ¡Estás de broma! - Linda escandalizada.

- Ya está. Voy a llevarle la leche a mi amiga, y recuerda lo que te he dicho.

Linda duda, pero como tiene hambre al final se resigna y agarra las tetas de la vaca, al principio lo hace bruscamente y la vaca se queja, poco a poco va haciéndolo con más suavidad, la vaca se relaja y empieza a darle leche, cuando ya tiene la suficiente:

- ¡No me lo puedo creer! ¡Lo he hecho! La pregunta, ¿qué hago ahora para cocerla?

En esas está cuando aparece un mico azul chascando los dedos.


- ¡Hola! Muy buenas, soy Constancia, ¿y tú?
- Yo… yo… - estupefacta de que haya más -, yo soy Linda. Y tú me vas a cocer esta leche para que me la pueda beber - mandona.
- ¡Oh! Podría hacerlo, pero estoy a punto de superar mi propio record chascando los dedos y no puedo parar ahora. Si quieres puedo decirte cómo hacerlo.
- Vale - resignada -, dime dónde hay un camping gas y lo haré yo…
- Esto…, no, camping gas no tenemos, pero con esos palos y un par de piedras puedes encender fuego por ti misma.

La situación se repite, Linda primero se escandaliza y luego se resigna y se dispone a encender fuego, pero lo hace mal y con prisas, como obtiene resultados, quiere abandonar, pero Constancia le anima a insistir hasta que lo consigue. Entonces calienta la leche y se la bebe. Constancia se va chascando los dedos.


- Pero he tardado tanto en prepararme el desayuno que ya es la hora de la comida. Y tengo mucha hambre… - sollozando.

Aparece entonces un mico amarillo.


- ¡Buenos días! Yo soy Generosidad, ¿y tú?
- Yo soy la chica más triste del mundo… tengo tanta hambre…
- ¡Ah! Vaya, bueno, yo había preparado este picnic para una amiga que está malita, pero bueno, puedo compartir un poco contigo si quieres.

A Linda se le ilumina el rostro. Generosidad extiende un mantel donde empieza a colocar diversos manjares.


- Si gustas… - le ofrece Generosidad.

Las dos se sientan entonces a comer más relajadas. Al rato Generosidad se da cuenta de lo tarde que es.


- ¡No me lo puedo creer! Se me ha hecho tardísimo, debo irme…, pero está todo sucio. Pero ya no puedo demorarme más, volveré después a recoger.

Generosidad coge la cesta con la comida que queda y se va. Linda de nuevo se queda sola. Aparece entonces Colaboración al ver a Linda, la saluda.

- ¡Hola buenas! Yo soy Colaboración, ¿y tú?

- Para sí: Otro rarito… Yo soy Linda.
- Vaya, parece que acabas de disfrutar de un maravilloso picnic, ¿te dispones a recoger?
- Eso tiene mucha gracia, nada de esto es mío, es de Generosidad, he comido con ella, después vendrá a recoger.
- Pero si tú también has comido, ¿no es tu responsabilidad también recoger la mesa?

Al principio Linda se niega, pero Colaboración la ayuda y al final entre las dos lo recogen todo. Colaboración se despide entonces de Linda y esta se queda pensativa. Finalmente se decide a pasear por el bosque y de repente escucha risas y chasquidos provenientes de una casa cercana, al aproximarse sale a su encuentro un mico rojo.

- ¡Tú debes de ser Linda! Mis amigos no dejan de hablar de ti, Empatía aún está triste porque por traerme el desayuno tuvo que dejarte sola, pero por lo que sé, te las has apañado muy bien, ¿no? Por cierto, soy una mal educada, mi nombre es Felicidad, hoy me levantado un poco indispuesta y por eso no he podido concerté antes, pero ahora ya estoy bien y he hecho una fiesta para celebrarlo, ¿te apuntas?
- ¡¡Sí!!

Ambas desaparecen y aparece el narrador. 

        Linda se pasó toda la tarde bailando y riendo con sus nuevos amigos, los micos, hasta que rendida volvió a su cama a descansar. Cuando por fin se despertó por la mañana estaba en su casa, como siempre, Muco estaba junto a ella muy pendiente de sus movimientos.
Linda se había dado cuenta de lo mal que se había portado con todo el mundo, y con Amaro con el que más, de manera que le pide perdón y le dice que ha cambiado, que ahora es una persona nueva y que está muy arrepentida de lo que le ha hecho.
Amaro se resiste a creerla y desconfía de que pueda tratarse de otra broma, de manera que la reta: en apenas nueve horas, Linda puso su vida patas arriba, si de verdad ha cambiado, tiene nueve horas para demostrarlo. Entonces Linda hace algunos cambios en su vida:
- Acepta todas las solicitudes pendientes del Facebook.
- Cambia su foto del perfil, en la que estaba divina, por otra en la que sale bizqueando.
- Vuelca en su Instagram todas sus fotos, sin preocuparse si sale bien o mal.
- Crea un foro con los alumnos del instituto para hablar de respeto, en el comienza pidiendo perdón públicamente a Amaro, alegando que todos tienen cosas de las que se puede uno mofar, pero en realidad no son defectos, sino características que nos hacen únicos.
Finalmente Amaro se da cuenta de cómo ha cambiado Linda y la perdona, desde entonces son amigos y nadie se mete más con ellos.


Colorín colorado… ¡este cuento se ha acabado!


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